¿Cómo podemos alimentar nuestro fuego alquímico?

21 marzo 2022

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Para lograr realizar cambios en tu vida, lo primero que debes preguntarte es cómo puedes alimentar tu fuego alquímico, tu fuego interior.

En otras palabras, el fuego que es el motor de la regeneración, del cambio evolutivo.

Vamos a descubrirlo juntos.

Nuestro cuerpo tiene seis puertas energéticas principales: las dos manos, los dos pies, la fontanela y el perineo.

El perineo y los pies nos conectan con la energía de la tierra, la energía material primaria; la fontanela y las manos con la energía del cielo, la energía espiritual expansiva.

Gracias a la concordancia de estas dos energías, nuestro organismo se regenera a nivel energético y, por consiguiente, a nivel físico.

De hecho, no es casualidad que en la cultura china el hombre sea visto como una especie de vínculo entre el Cielo (la máxima expresión del Yang, pero también del mundo espiritual) y la Tierra (el Yin por excelencia, así como el emblema del mundo material).

La energía de la tierra alimenta al YO SOY, nuestro primer cerebro ubicado en el vientre.

La energía del cielo alimenta al YO CREO, nuestro tercer cerebro, situado en la cabeza.
El primer centro es el punto de conexión con nuestras memorias ancestrales, con todo lo que potencialmente somos, hemos sido y podemos ser. El segundo es el centro de conexión con el multiverso de las infinitas posibilidades, es decir, la dimensión en la que el YO puede manifestarse en la realidad.

En la conexión entre estas dos energías portadoras, la frecuencia del YO SOY pasa del estado de frecuencia de posibilidad al estado material, manifestándose en esta tercera dimensión.
Esta fusión representa, de hecho, la transformación alquímica del plomo (el potencial) en oro (la esencia real).

Ahora bien, para que esto sea posible, se requiere una cámara de combustión, un lugar de alineación, refrecuenciación y metabolización de estas dos frecuencias portadoras.

Dicho centro se encuentra en el segundo cerebro, el cerebro del corazón, en el YO SIENTO.

Es en esta forja de las maravillas que la frecuencia del YO SOY es comprendida, procesada y transmutada para permitir la materialización de la idea representada por la frecuencia del YO CREO.

El corazón es el núcleo del átomo nous, es decir, el elemento de base que crea el orden y la coherencia entre el mundo de las ideas y el mundo de las cosas.

Es el átomo energético que permite crear la estructura molecular de la frecuencia que se desea atraer con el fin de manifestarla en forma, es decir, manifestarla en esta tercera dimensión.

Todo lo que existe en este mundo fue primero una idea en el plano astral y sólo después se materializó en el plano físico.

Según Platón, el mundo de las ideas o Hiperuranio es, de hecho, ese mundo más allá de la bóveda celeste que siempre ha existido. Ese “lugar” donde hay ideas inmutables y perfectas, accesible únicamente por el intelecto, no tangible por entidades terrenales y corruptibles.

¿Pero a qué intelecto se refería Platón?  Al intelecto del corazón.

Es decir, por citar de nuevo a Platón, esa Inteligencia que ordena y causa todas las cosas.

¿Cómo funciona entonces esta inteligencia?

La inteligencia del Corazón, conectada a la frecuencia del YO SIENTO, pone en comunicación la energía de la Tierra, la energía inconsciente y ancestral del Ser, con la energía del Cielo, o sea la frecuencia de las ideas en potencia.

En efecto, el corazón funciona como un imán y refrecuenciador entre estos dos mundos vibracionales, en otras palabras, sincroniza dos polaridades y genera, a través del poder trino, la materialización de la idea.

El poder del Corazón puede comprobarse objetivamente: el corazón humano se caracteriza, en efecto, por tener el campo electromagnético más amplio del cuerpo.

La señal electromagnética proveniente del corazón es sesenta veces mayor en amplitud con respecto a aquella que proviene del cerebro y emite un campo magnético que es cinco mil veces más fuerte que el del cerebro de la cabeza y puede ser detectado hasta más de tres metros y medio del cuerpo.

Por lo tanto, podemos sostener que el cerebro del corazón es la forja que nos permite programar la estructura vibracional de la realidad que deseamos atraer y por lo tanto materializar.

¿Entonces, todo el mundo puede materializar lo que quiere? No.

Cada persona sólo puede materializar lo que está en sintonía con su propia Esencia e historia ancestral. Mientras más antigua sea la Esencia que alberga este cuerpo, mayor será el espectro de frecuencias disponibles, es decir, los “yo soy” en potencia.

Mientras mayores sean las frecuencias, mayores serán los puntos de conexión con el mundo de las ideas.

No obstante, se necesita una herramienta de descodificación, una especie de radio multiespacio-temporal.

Este instrumento es nuestro cerebro cardíaco: nuestro corazón.

Una radio para funcionar tiene que estar bien alimentada, y es por eso que para manifestarse es necesario un campo electromagnético suficientemente potente.

Este campo, alquímicamente, es generado y alimentado por nuestro fuego interior sagrado.

Según Gold, de hecho, “solamente una máquina biológica humana que ha despertado puede producir un efecto transformador en el yo esencial, que es esa parte de nosotros que no es la máquina”.

Entonces, ¿cómo es posible encender la forja alquímica y convertirnos en creadores?

Para ello, hay que reactivar, reavivar, despertar los tres cerebros de la máquina humana: el entérico, el cardíaco y el encefálico.

A partir de la tierra extraemos la energía que alimenta el primer cerebro: la energía argéntea; del cielo extraemos la energía que alimenta el tercer cerebro: la energía áurea.

Nuestro fuego sagrado se enciende con la unión de estas dos energías portadoras.

El encuentro entre la energía de plata y la energía de oro es el arranque, la chispa, que enciende el fuego. No obstante, es necesario alimentar el fuego para que permanezca, de lo contrario, como una vela debajo de un vaso, pierde su fuerza hasta que se apaga.

El fuego es energía, energía creativa. Es la fuerza que permite la transformación alquímica dentro de la máquina humana.

El fuego es el agente vivificador y purificador por excelencia, es el elemento que eleva todas las cosas a un grado superior de perfección.

No en vano, en muchas tradiciones se atribuye al fuego el significado de fuego central, el ignis centrum terrae, es decir, el corazón.

Ahora bien, cuál es el elemento que mayormente alimenta el fuego en la naturaleza: ¡el oxígeno!

Por lo tanto, una herramienta para alimentar nuestro fuego interior es la respiración, a través de la cual se introduce el oxígeno en el cuerpo.

A nivel físico, el acto de respirar tiene la delicada función de suministrar oxígeno a todas las células de nuestro cuerpo para que los procesos metabólicos puedan completar su ciclo, garantizando así nuestra supervivencia; desde un punto de vista metafísico, si se utiliza conscientemente, también nos permite actuar a nivel energético, mental y espiritual, es decir, alimenta nuestro fuego alquímico.

No es casual que, según Swami Sivananda “el pranayama (práctica de la respiración consciente) ocupa un lugar muy importante en la práctica del Yoga y la meditación. El prana -o energía vital- está conectado con la mente, a través de ésta con la voluntad, a través de la voluntad con el alma individual y a través de ésta, con el alma suprema. Si sabes cómo controlar las pequeñas ondas de prana que actúan a través de la mente, conocerás el secreto de cómo controlar el prana universal.”

La respiración juega un papel primordial en la conexión de la energía del cielo con la energía de la tierra, lo consciente con lo inconsciente. No es casualidad que en muchos idiomas la palabra “espíritu” y “respiración” sean idénticas: en sánscrito, como hemos visto, la palabra es prana, en hebreo es ruach, en griego es pneuma y en latín es spiritus.

¿Estás listo para alimentar tu fuego interior?

En el artículo “3-6-9: un código, una frecuencia” a propusimos una meditación para activar los tres cerebros a través de las dos energías portadoras: áurea y argéntea.

El siguiente ejercicio, utilizando el poder de la respiración, te permitirá proseguir la práctica nutriendo tus tres centros y potenciando tu campo electromagnético.

El objetivo principal de este ejercicio es desbloquear tus recuerdos ancestrales.

¿Estás listo para encender los motores?

La meditación en síntesis:

Focalizándote en el primer centro, dos dedos por debajo del ombligo. Respira 3 veces, 3 segundos IN y 3 segundos OUT, visualizando una esfera roja que alimenta y vivifica cada una de tus células.
Focalizándote en el segundo centro, a nivel del corazón. Respira 6 veces, 6 segundos IN y 6 segundos OUT, visualizando una esfera verde que alimenta y vivifica cada una de tus células.
Focalizándote en el tercer centro, en la glándula pineal. Respira 9 veces, 9 segundos IN y 9 segundos OUT, visualizando una esfera azul índigo que alimenta y vivifica cada una de tus células.
Une las tres esferas que generarán una esfera blanca brillante que envuelve tu cuerpo. Respira, concentrando la atención en el corazón, 6 veces, 6 segundos IN y 6 segundos OUT o por 3 veces, 12 segundos IN y 12 segundos OUT.


Fuentes e ideas:

Armonizzare i tre cervelli, Grant Soosalu e Marvin Oka, 2012
Luz, Introducción a la magia, vol. I, Gruppo di UR

Il significato esoterico dell’elemento fuoco
Quando il corpo umano diventa una centrale elettrica
Il potere della respirazione
Trarre energia dalla terra e dal cielo
Pranayama
Iperuranio

L’immagina della copertina è stata tratta dal sito www.108grani.com

Autor

Milena Battaglia
“Sono la fondatrice di Triune Project, creatrice di My Energy Bars e di My 369 Portal, ed oggi ho compreso, finalmente, cosa mi rende felice: aiutare le persone a stare bene, semplicemente.

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